Por Nora Leoni | LinkedIN
El 2020 nos sorprendió con la suspensión de las actividades de capacitación presenciales casi en un 100 % y desafió a las áreas de formación, especialmente a las que aún no habían expandido sus estrategias, a proponer alternativas metodológicas para seguir generando aprendizaje.
El diseño educativo salió a la cancha y estuvo a la altura de las circunstancias.
Se diseñaron un gran número de experiencias de aprendizaje, en poco tiempo y en diferentes tipos de organizaciones, con nuevas o reversionadas metodologías que permitieron seguir brindando oportunidades de desarrollo de competencias, imprescindibles para el trabajo.
El e-learning, los talleres virtuales, las TIC, los materiales digitales para permitir el autoaprendizaje y los aprendizajes a partir de la experiencia en el puesto de trabajo, fueron algunas de las metodologías que cobraron impulso en algunas empresas y en otros casos, llegaron para quedarse.
Como todo desafío, brindó oportunidades para reconfirmar algunos supuestos que guían nuestro oficio de diseñadoras y diseñadores instruccionales:
- Imprescindible: poner siempre en el centro al sujeto de aprendizaje. El diseño al servicio de quién aprende y no al revés.
- Generar aprendizajes significativos (útiles y con sentido).
- Tener muy en cuenta el impacto de la calidad de los contenidos puestos a disposición de quienes aprenden.
- Proponer procesos que impulsen la exploración, la creatividad y la metacognición.
- No abusar de metodologías que pueden resultar muy entretenidas, lo cual no está mal, pero que pueden llegar a no ser las adecuadas para el logro de los objetivos de la capacitación en cuestión.
- Considerar el alto potencial de la tecnología digital como posibilidad de recuperar la experiencia colectiva a falta de las aulas.
- Acompañar a quienes cumplen el rol de formadores, con diseños que les brinden recursos efectivos para su tarea y no los expongan con complicaciones que nada tienen que ver con sus competencias como facilitadores del aprendizaje.
- Generar multiplicidad de estrategias y recursos, que ofrezcan un ecosistema de posibilidades para el aprendizaje.
Seguramente dentro de algún tiempo podamos hacer una retrospectiva de lo hecho en esta situación excepcional y seguir sumando algunas afirmaciones a esta lista, que, si bien no son novedosas, cobraron una dimensión muy especial en este contexto.
Por el momento, sobre lo que no hay duda es que como nunca el diseño educativo tuvo la oportunidad de que sus aportes fueran requeridos y valorados. Lejos de sentir que “pasamos la prueba”, quienes amamos este trabajo, nos debemos sentir convocados a seguir aprendiendo, colaborativamente, para aportar valor desde nuestro rol, a los procesos de aprendizaje en las organizaciones.
6 respuestas en “El Diseño Educativo se puso la 10”
Gracias Nora, es un aprendizaje diario que tratamos de encararlo del mejor modo posible. Creo, que en cierto sentido, no lo hubieramos hecho de la misma manera sin la oportunidad que tuvimos de participar en el curso de Diseño, claramente cambiaron las metodologías pero no los principios que permiten una capacitación efectiva, por el contrario se confirmaron, como decís y nos dieron la oportunidad de extenderlos a quienes no lo comprendían.
Gracias por la nota y por seguir ayudando a los profesionales de la Capacitación a Crecer.
Gracias Marcelo! compartimos la misma pasión!!! Un abrazo
comparto Nora, realmente todos quienes hacemos diseño didáctico debimos salir a la cancha. No sé si nos merecemos la 10 pero sí le pusimos todo para merecerla. Cariños.
Me parece que el “Diseño Educativo” se la merece. No sé si todos los que nos la pusimos la merecemos, pero le pusimos mucha garra!!! Un beso
Excelente Nora!! Que lindo que sea requerido y valorado en la cancha, un oficio tan noble como el diseño didáctico!! A seguir trabajando para darlo todo y aportar valor en cada partido!
Gracias!