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Reflexiones de un psicoterapeuta en tiempos del COVID-19

Prof. Lic. Martín O. Arguiñarena

MN 63250 marguinarena@intramed.net

La combinación de la pandemia que nos toca vivir y el aislamiento social obligatorio ha hecho que tengamos que cambiar muchos de nuestros hábitos para poder seguir dando respuesta al sufrimiento de nuestros pacientes.

 De pronto, ya no cuentan con el espacio físico que les brindaba la psicoterapia.

A partir de esta novedad, gran parte de los psicoterapeutas hemos salido a echar mano a la tecnología que veníamos utilizando en otros medios o tuvimos que aprender a utilizarla y a verla como una alternativa más de tratar a nuestros pacientes y no como una forma diferente de tratarlos.

Las ventajas de utilizar las nuevas tecnologías en el tratamiento psicoterapéutico son vastas, a saber:

1. Aumentan la accesibilidad al tratamiento.

2. Se reducen los costos.

3. Se realizan intervenciones que de otra forma quizás sería imposible de realizar en condiciones  naturales.

4. Favorecen y garantizan la aplicación sistematizada e íntegra de los programas de tratamiento.

5. Mejoran la aceptación del tratamiento.

6. Facilitan, promueven y refuerzan un papel más activo de los individuos en el mantenimiento de su salud.

7. Contribuyen a intervenciones más breves, especialmente en el tratamiento con niños

9. Aportan información fiable sobre el proceso de intervención, y contribuyen en el seguimiento.

Sin embargo creo que la práctica clínica sería  imposible de realizarse sin tener en cuenta la contención y el vínculo tan necesarios entre terapeuta y paciente.

Estos conceptos centrales de la clínica son más indispensables que nunca en la dirección de la cura y en la efectividad del tratamiento.

No importa lo genial de las nuevas tecnologías, sin el vínculo que mencionaba anteriormente, el tratamiento no sería posible. Es en esta escena vincular donde se produce el alivio de la angustia, en tanto el psicoterapeuta ocupe un lugar posibilitador y facilitador de este proceso.

Sin este vinculo ¿cómo podríamos lograr  esa experiencia que hace posible el alivio de los síntomas y la resolución de las causas de la angustia?

Cada sujeto es único e irrepetible, y así es el abordaje del tratamiento, ya sea en nuestros consultorios o a través de las plataformas que nos brinda Internet.

No solo las familias y los individuos necesitan buscar un sentido en estos tiempos de pandemia sino también los sistemas de salud, las economías y los gobiernos.

Los individuos y las familias tienen que enfrentarse con alguna crisis frecuentemente ( muerte de un ser querido, pérdida de trabajo, violencia, etc.) como algo que no pueden controlar y que forma parte de la condición humana. Mientras que la crisis causada por el COVID-19 tiene características muy perturbadoras, surgen simultáneamente algunas oportunidades de alivio, con la psicoterapia encabezando dicho proceso. Los individuos buscan en la psicoterapia consuelo para sufrimiento, tanto para sí como para sus hijos. Esta tendencia, esta esperanza , es un componente vital para comenzar y seguir un tratamiento. Así que aún, en estos tiempos complejos, los pacientes y potenciales pacientes se acercan en búsqueda de esperanza para poder atravesar la pandemia y poder encontrar respuestas a preguntas muy difíciles.

Es muy probable que las necesidades en lo que hace a salud mental frente al COVID-19 aumenten de muchas maneras, ya que en los consultorios particulares e institucionales se está viendo.

Tanto los pacientes como los psicoterapeutas están y estarán enfrentándose con desafíos muy significativos, sin embargo, no importa lo que el virus cause, nos dará la oportunidad de indagar aún más en los conceptos teóricos de la escuela en la que estemos trabajando para obtener resultados sobre las mejores prácticas, mientras que a su vez proveerá una tierra fértil para nuevos desarrollos y colaboración interdisciplinaria.

Los programas de estudio deberán ser revisados para incluir nuevas técnicas en la práctica clínica, sin olvidar que debemos responder al llamado de aliviar la desesperación y el padecimiento para que nuestros pacientes puedan encontrar un sentido en lo que a todos nos tocará enfrentar.

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