Oscar Blake – Octubre de 2021
Es bueno recordar que la capacitación existió siempre. Desde el momento en que alguien, de alguna manera, aprendió a hacer algo que no sabía hacer, la capacitación existió y es tan antigua como la especie humana.
Sin irnos tan lejos no olvidemos que en la Argentina el primer Centro de Capacitación se creó el 25 de abril de 1826, en el entonces “Banco Nacional”. ¡Hace 191 años!
Pero el 16 de octubre de 1967, hace 54 años, se fundó nuestra querida ADCA, llamada así con las siglas de “Asociación de Desarrollo y Capacitación de la Argentina”. Pasaron 141 años desde el primer Centro de Capacitación… nos tomamos un tiempito para organizarnos.
Ahora pasó más de medio siglo ¡Y qué medio siglo! desde aquella organización cuyo primer presidente fue el Ingeniero Enrique Rabonivitz, por entonces a cargo de la capacitación en YPF.
Escribo esto con más de 82 años de edad y si bien no estuve entre los fundadores de ADCA, ingresé a la Asociación un año después y soy testigo y en parte actor, de una rica historia, ya cercana a los 200 años, que escribí en mi libro “Así aprendieron a trabajar”. En esta condición de “sobreviviente” (No de los 200 años) me pidieron que haga una reflexión sobre lo que pasó. No escribiré la “historia” porque se encuentra en el libro y no quiero reiterar innecesariamente.
Cuando puse entre signos de admiración “¡Y qué medio siglo!” lo hice porque una cosa es la historia de la capacitación como tal y otra la de la Asociación que congrega a quienes ejercemos y amamos el hecho tan valioso que es el de crear condiciones para que alguien que tiene que aprender algo, logre hacerlo. Pero ambas “líneas históricas” son inseparables ya que esta actividad que llamamos “capacitación” siempre acompañó lo que sucedía en el mundo del trabajo y en este más de medio siglo, pasaron muchas y muy importantes cosas en este espacio.
Para que haya una “Asociación” se necesita que algo este “disociado” y quienes estaban en el asunto, adviertan que lo que les pasaba era algo parecido a lo que le pasaba a otros. Con esa visión, juntarse y descubrir juntos soluciones y modalidades, siempre propias y particulares, es muy valioso. Y este es el mayor testimonio que puedo dar ya que en ADCA encontré y centenares o miles encontraron, un espacio para eso. Lo primero que se vio es que nadie sabía todo, pero todos tenían algo para aportar. Eso no ha cambiado ni cambiará jamás.
En medio siglo, lo que cambió y mucho fue el contexto que lo hizo ininterrumpidamente y no parece que vaya a dejar de hacerlo nunca.
Sin duda, medio siglo atrás en pleno proceso de industrialización de nuestro país, fácilmente se advirtió que las industrias requerían personas capaces de desempeñar inicialmente “oficios” que el sistema educativo no podría proveer de ninguna manera.
Por eso ADCA se inició con un “tono” muy focalizado en el estudio de ver cómo proveer de “mano de obra industrial calificada”. Pero estaba idénticamente claro que la “mano de obra calificada” para la industria automotriz no era la misma que para la textil o cualquier otro sector.
Sin embargo, resolver el problema tenía puntos en común.
Así advertimos que capacitar a las personas en el contexto laboral requería más que la “buena voluntad” y era necesario “formar capacitadores”, tarea que ADCA asumió rápidamente desarrollando actividades formativas, permanentemente actualizadas y bajo distintas modalidades que se mantienen hasta hoy. La enorme mayoría de los “responsables de la capacitación”, bajo cualquier nombre o categoría formal y muchos “consultores” han pasado por este lugar al que se lo valora mucho porque siempre estuvo a cargo de los profesionales con mayor experiencia y trayectoria. Allí nadie “enseña” lo que no “haya hecho”.
Recuerdo con cierta sonrisa que durante los primeros años no había ninguna mujer en ADCA, pero esto duró unos pocos años y felizmente, a medida que la expansión superaba ampliamente la formación de “mano de obra industrial”, ADCA empezó a recibir a mujeres provenientes de otros espacios y esto fue creciendo y lo sigue haciendo hasta que en 1992, Viviana Blanco fue la primera mujer en ocupar la presidencia.
El predominio de la “mano de obra industrial” duró poco, pero nunca desapareció. Pronto la actividad en las organizaciones de servicios planteaban otras cosas, la conducción de los procesos, desde la supervisión del “trabajador” (Como si los demás no lo fuesen), la gerenciación de procesos complejos, la comercialización y mil espacios más pedían, como todos, “que alguien haga algo que no sabe hacer”… y ni qué hablar cuando todo se empezó a “informatizar”. Algún día sabremos cómo y en qué mes de un embarazo, una madre le enseña a su futuro bebé a manejar un celular.
Y todo cambiaba, porque a gran velocidad resultaba que aquellos que “sabían hacer algo” ahora lo tenían que seguir haciendo ¡Pero de otra manera!. ¡Y esto también nos pasó a nosotros!. Pronto vimos que modalidades y contenidos educativos que fueron exitosos en una empresa no necesariamente lo eran en otra, que lo que se disponía en un lugar raramente se lo encontraba en otro, que lo que pasaba en el Gran Buenos Aires, no era lo que pasaba en Córdoba o Misiones y ni que hablar en otros países.
ADCA sirvió para enterarnos y también para advertirnos. Aprendimos a ver que no había que rechazar ningún modelo o idea ni aceptarla acríticamente. Atravesamos “modas” y “modos” todos los cuales servían para algo pero eran desaconsejables en otro contexto; con lo cual tuvimos que esforzarnos para entender, hasta donde podíamos, tanto el contexto general como el particular.
Para eso sirvieron multitud de actividades realizadas por ADCA. Seminarios, encuentros, talleres, congresos, de los cuales el Congreso Mundial de Capacitación del año 1990 organizado en Buenos Aires con miles de asistentes de más de sesenta países contenidos en la IFTDO (International Federation of Training and Development) de la cual en ese año, nuestro presidente Francisco Scalzo fue también su presidente, ese fue un momento culminante.
Se hicieron publicaciones desde hojas mimeografiadas (No sé si los jóvenes saben de que se trata) hasta un excelente revista llamada “DyC” (Desarrollo y Capacitación) Hoy lo publicamos por Internet con otro nombre y hay buen material, y hasta algunos pocos nos animamos a escribir libros sobre el tema.
¿Qué había pasado? Nos dimos cuenta que la capacitación era una parte de las “Ciencias de la educación”, que al estar dirigida especialmente a adultos, en sus contextos de trabajo, donde debían aprender cosas que no elegían, sino que se las imponían las circunstancias, en grupos humanos preexistentes con sus propias relaciones y conflictos, en tiempos limitados, etc. exigía revisar los criterios que legítimamente se usaban en la educación común.
Poco a poco, las universidades vieron esta cuestión y fueron incorporando el tema en distintas formas, contenidos y carreras con niveles diversos.
¿Y ahora? La pandemia nos hizo revisar la “presencialidad”, la tecnología nos cambió los medios, las nuevas ideas sobre el trabajo y su organización nos cambian las cosas, ya hay mucha gente que quiere trabajar desde su casa y ha demostrado que se puede (No siempre), que adora no ver la cara de su jefe todos los días, que odia viajar hasta una oficina, que no tiene que cuidar su vestimenta, que puede administrar sus tiempos de otra forma, etc.
¿Qué haremos (O qué harán ustedes)? No lo sé, pero sé que una vez más, en algún grado, tendremos que hacerlo de otra manera, que servirá en unos casos y será un desastre en otros. Sé que sería una locura “tirar por la borda” lo que ya sabemos, por la simple razón de que no hay ni pandemia ni ninguna otra cosa que impida el hecho de que alguien, en algún lugar y en algún momento tendrá que hacer algo que hoy no sabe hacer.
A nuestra ADCA le cabe el honor de haber superado el medio siglo sirviendo de espacio para que estas cosas las hablemos, las analicemos y generemos algo valioso para que cada uno de nosotros, en cada caso (No hay ni hubo dos iguales) encuentre la manera de hacer mejor las cosas, porque siempre habrá alguien que tenga algo para aportar, pero hace falta un canal de encuentro y ADCA lo ha sido y no veo porqué dejara de serlo.
10 respuestas en “54 años de ADCA”
Sé que después de escribir esto me brotarán más reflexiones y pensamientos pero no quiero dejar pasar los primeros reflejos que aparecen en mí.
En esta nota están brillantemente registrados “elementos” centrales: la actividad (la capacitacion), el ámbito (las organizaciones), la tarea y sus requerimientos, las relaciones, en fin, el trabajo. Y articulando todo eso: nosotros, los profesionales, apasionados por facilitar aprendizajes (adultos, de adultos, entre adultos), la Asociación (frente a las “disociaciones”), tipos como Oscar que tanto han iluminado nuestro desempeño y tantas cosas más.
Esas cuatro letras (Adca) que con fuerza han convocado en estos 54 años y que estamos empeñados en que siga haciéndolo fiel a su intento de ser referente y actualizandose frente a los crecientes desafíos.
Vamos por más!!!
Oscar, qué lindo leerte. Qué linda idea de asociar lo que estaba disociado. Mis respetos a vos, pionero y maestro de muchos, agradecidos hoy por tu entusiasmo y sabiduría en cada clase.
Oscar Blake, nadie mejor para sintetizar la historia y el sentimiento que nos une a todos y todas los que hoy o alguna vez, nos “encontramos” en ADCA. Gracias por tanto!
Feliz cumple querida Asociación y vamos por muchos años más!!!!
Hermoso tu recuerdo de ADCA Oscar. Cuando me acerqué por primera vez en 1976 todavía la sigla significaba Asociación de Dirigentes de Capacitacón de la Argentina y era una sociedad gremial constituida pocos años antes y que nucleaba a los directivos de la formación profesional. Muchos de nuestros miembros venían de CONET, Consejo Nacional de Educación Técnica y se dedicaban a la Formación profesional acelerada. Era otra Argentina.
Que bueno recuperar la historia vivida para proyectar la historia por vivir! Nunca conocí a Oscar Blake, y sin embargo, lo conozco en su obra escrita y sobre todo, en quienes tomaron sus ideas, las profundizaron, las reformularon, las continuaron para que otros las tomen, las profundicen, las reformulen… y sigue la ronda. Hablando de aprendizaje y ADCA… caramba, que coincidencia (Les Luthiers dixit)!
Tuve la fortuna de tener a Oscar de profesor, así como a Luis Karpf, Nora Leoni, Horacio Cortese y muchos más. Coincido con el concepto de que ADCA es un canal de encuentro y considero necesario que lo siga siendo
Hola Oscar, hola colegas de ADCA. Qué lindo cumplir muchos años juntos. Graciela y yo los acompañamos hace unos 27 de esos 54. Es siempre un gusto encontrarse con los colegas y compartir esos espacios de reflexión acerca de la profesión. ¡Feliz cumple ADCA y todos los que somos parte!
Querido Oscar, que lindo leerte!!!! Tuve el placer de tenerte como docente y compartir varias actividades. Mucha gente pasó por la vida de ADCA, debemos agradecer a cada una por la posibilidad de seguir adelante, aun en escenarios adversos :-). Fuerte abrazo para vos y a quienes le siguen poniendo el hombro.
Como de costumbre, Oscar nos deja preciosas reflexiones. Uno de los más grandes maestros que he tenido.
Y deja, además, en sus reflexiones, marcados los caminos por donde transitar…
Felicitaciones a ADCA en su nuevo aniversario!. Qué mejor que Oscar escriba esta nota con sus interesantes reflexiones. Es un maestro y además un pionero en la capacitación sistemática en las organizaciones.
Muchos saludos a Oscar y a todos los socios de ADCA.