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Frank Parsons: pionero del coaching y del planeamiento de carrera

Por Gustavo Aquino

Con estos dos versos paradojales, Jorge Luis Borges demuestra su maestría en el remate:

A mí se me hace cuento que empezó Buenos Aires: 

La juzgo tan eterna como el agua y como el aire.

No sólo esta mítica ciudad recostada sobre el río de una sola orilla parece haber existido siempre; el fuego, los libros, la guerra y el matrimonio parecen amanecidos con la especie. ¿Quién recuerda al inventor de la rueda… al primer escultor? ¿Quién recuerda al primer coach, al primer orientador profesional? 

El asesoramiento personalizado se remonta a la mítica acción de Mentor sobre el hijo de Ulises, Telémaco; los consejos de Platón al tirano de Siracusa; los de Aristóteles al joven Alejandro, las de Nicolás Maquiavelo a su querido Lorenzo y las tan castellanas recomendaciones de Quijote a Sancho para el buen gobierno de la ínsula. Esta tradición se inscribe en el campo de la política, el oficio que descubre Parsons es más pedestre y democrático, versa sobre las personas del llano y su relación con el trabajo. Por eso este ingeniero, jurista, docente, consultor y obrero de físico enclenque es reconocido por la National Career Devlopment Association como el primer coach.

El venerable Carl McDaniels dijo en 2005 que “Este libro pionero (Choosing a Vocation) de Parsons, repleto de conceptos fundamentales para nuestro oficio, sentó las bases para la creación de la Asociación Norteamericana de Orientación Vocacional en 1913, en Grand Rapids, Michigan, luego de una primera reunión de 1910 en la casa que fuera del mismo Parsons, en la ciudad de Boston”.

Ingeniero y obrero

Parsons, vecino de Mount Holly, Nueva Jersey, nació bajo el entusiasta y perseverante signo de Escorpio un 14 de noviembre de 1854. Su pequeño cuerpo mezclaba todas las sangres británicas con ingleses, galeses, escoceses e irlandeses entre sus ancestros. 

Alumno brillante y esforzado, como lo fue toda la vida, a los quince años ingresó a la Universidad de Cornell donde sólo le llevó tres años obtener su diploma como ingeniero civil. El ferrocarril del oeste de Massachusetts toma al precoz ingeniero de 18 años, pero esta prometedora carrera se derrumba junto con la economía americana con el Gran Pánico de 1873. En Mayo quebró la Bolsa de Valores de Viena y en Septiembre la casa bancaria Cooke de Filadelfia. En los Estados Unidos fue fatal la política de restricción monetaria del presidente Ulises Grant. El ingeniero Parsons, como tantos otros trabajadores del ferrocarril, fue despedido y al igual que Frederick Taylor, consiguió un puesto de obrero para ganarse la vida. Quien luego llego a sostener que era “un deber moral transpirar, al menos, una vez al día”, enjuagó con sus sudores cotidianos las vías del caballo de acero. 

Docente y abogado

La economía, que tiene sus ciclos, mejora y en 1879 vuelve el trabajo. Entonces Frank deja el azul mameluco para tomar el puesto de profesor de Matemáticas, Historia, Arte y Francés en Southbridge, Massachusetts. Por seis años fue un docente responsable, dedicado, querido por sus alumnos y colegas. 

Aconsejado por amigos que lo consideraban particularmente dotado para el ejercicio del derecho, aplica en 1881 a la barra del estado de Massachusetts. Uno de sus evaluadores reconoció que “su examen demostró tal tratamiento del tema central y de sus derivaciones que se convirtió en el mejor del período completo de doce años del tribunal evaluador”. Siempre fue un workaholic, pero el bufete y su participación en la frustrada campaña para alcalde de Boston de William Jennings Bryan, superaron los límites de su capacidad y su frágil cuerpo colapsó. Tan tremenda fue la carga de trabajo que necesitó tres años de respirar el aire cálido y seco de Nuevo México para recuperarse. Le fue más duro trajinar los pasillos de los tribunales que las jornadas de obrero, pero este oficio malogrado lo formó para la escucha atenta de clientes con problemas y el manejo de la palabra para ayudarlos, la base de su oficio futuro de coach

Por prescripción médica, deja la toga y vuele a la docencia, pero con dos diplomas en su haber, el que lo acredita como ingeniero y el otro, reciente, como jurisconsulto, llega al prestigioso cargo de Profesor Universitario. Enseñó Derecho en la Universidad de Boston entre 1892 y 1905, en la Estatal de Kansas y en el Colegio Ruskin de Ciencias Sociales de Missouri.

Su labor académica fue complementada por la encendida prédica contra los monopolios y el darwinismo social. También ardua y sostenida fue su defensa del mutualismo y de los mecanismos que permitirían gobiernos más democráticos y participativos. 

Reformador social y coach

Parsons, hombre de tantos oficios, terminó concentrándose en las posibilidades de reforma social y en desarrollar la profesión del consultor de carrera, del orientador vocacional. A caballo entre ambas inquietudes, en 1901 se abrió el Hogar de Servicio Cívico de Boston y se le encomendó dirigir sus actividades formativas desde 1905 hasta su temprana muerte en 1908. Su aprendizaje en esta etapa se concreta en su libro póstumo Choosing a Vocation, el primer manual para orientadores profesionales.

La primera parte del libro está dedicada al estudio de los consultantes, a su diagnóstico. Describe con detalle la metodología para indagar sus intereses,  aptitudes y habilidad para la toma de decisiones.

La segunda estudia las distintas profesiones vigentes entonces. Detalla las claves de éxito para cada una de ellas para poder asociarlas al perfil del consultante.

El método se define en siete etapas que deben cumplir los actores del proceso:

  1. Clarificación de datos personales
  2. Auto-análisis
  3. Toma de decisiones del consultante
  4. Investigación del consultor sobre el consultante
    1. Herencia y contexto
    2. Temperamento y dotes
    3. Carácter
    4. Formación y experiencia
    5. Intereses
  5. Exploración del mercado laboral
    1. Listado de ocupaciones
    2. Claves del éxito para cada ocupación
    3. Información sobre la industria
    4. Oferta de formación profesional
    5. Agencias de empleo y otras fuentes
  6. Contención y aconsejamiento
  7. Ayuda para la inserción en el trabajo elegido

Epílogo

Parsons preparó este manual para un curso de Formación de Orientadores Vocacionales que iba a dar para la YMCA de Boston en octubre. Su temprana muerte, a los 54 años, dejó a estos futuros coachs sin curso pero legó el manual para fundar una nueva comunidad profesional que él mismo entrevió tan formada y central como la de los abogados y los médicos en una sociedad del futuro estructurada sobre la educación y el conocimiento.

Nunca se casó, hizo poco y nada de deporte o juegos. Pese a su enclenque constitución vivió con el ascetismo y la disciplina de un soldado espartano. Murió en un cuarto alquilado en el centro de Boston entre pilas de libros, revistas, diarios y pruebas de imprenta.

3 respuestas en “Frank Parsons: pionero del coaching y del planeamiento de carrera”

Qué vida tan interesante y mejor suena contada por este narrador tan virtuoso. El racconto de los primeros consultores dejó afuera a Jetró, el suegro de Moisés, quien supo hacerle preguntas y no sólo darle recomendaciones, convirtiéndose en el primer consultor-coach con 3500 años de antigüedad.

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